Abrió los ojos.
En su mente se levantaba para ir al baño a cepillarse los dientes, pero luego se percató que aún seguía en la cama. Se dijo "una cosa a la vez", entonces decidió correr las sabanas, pero sus manos no se movieron, aun se encontraban sobre su estomago resguardándose del frío. Lo intentó de nuevo, pero pasó lo mismo.
A veces le sucedía, pero ese día estaba tranquila durmiendo. Lo cierto era que siempre que pensaba que no ocurriría mientras se tomaba una siesta, se equivocaba y ocurría, como ahora.
Intentó abrir sus ojos. En su mente dormida pero al mismo tiempo consciente logró visualizar la pared frente a su cama, el plumón de flores coloridas, el cuadro dibujado a grafito, las cortinas verdes, pero ni aún así despertó. Por más que intentaba mover sus dedos, estos seguían tomando la siesta, igual que el resto de su cuerpo.
Lo mejor que podía hacer en esos casos era mantener la mente en blanco. Seguir soñando o durmiendo, pensar en algo bonito para así no desatar aún más el caos de su cabeza.
El sueño entonces cambió.
Sintió un peso sobre su cuerpo, unas manos apoyadas sobre el borde del plumón, una respiración sobre su rostro. Cuando intentó con todas sus fuerzas abrir los ojos y ver a ese sujeto, divisó por entre sus pestañas un mentón masculino -con una barba que no había sido afeitada en días- una nariz recta y algo de pelo rubio visible si miraba su cuello. A pesar que su vista era tan nublada durante su fallido intento por despertar, ahora podía capturar los detalles de aquel rostro parcelado. Su barba, por ejemplo, tenía varios matices, pasando del rubio al castaño y en algunos lugares al color cobrizo. Aunque tan sólo podía sentirlo y ver desde su nariz hacía abajo, supo de inmediato de quién se trataba. Por eso ahora quiso despertar con más ganas que hace un rato.
Más su mente tenía vida propia y no hacía caso a sus ruegos. Cuando despertó al fin aquella visión ya no estaba. Lo buscó con la mirada pero sólo estaba ella en su habitación, una fría mañana de invierno, un día como cualquier otro para descansar. Tan sólo ese hecho transformó su aburrido día.
Su corazón aún latía apresurado, podía sentir su presencia todavía. Esta vez, distinta a otra, quería seguir soñando aquel sueño semi-inconsciente.
Él estaba muy lejos. Ella muy ansiosa de verlo, de sentirlo otra vez a su lado. Se contentó con su recuerdo, con la idea de que la había visitado y seguramente también estaba pensando en ella. Sonrió, porque supo que así fue.
También la había soñado.
Wow Fran que prosa tan bella, el romance cada detalle, se siente súper agradable... ^^
ResponderEliminarValió la pena tomarme este tiempo para leer... gracias
Yo debería estar agradecida, Lyan. Gracias por leer ^^
EliminarFran, sin duda veo un cambio en tu modo de escritura. La verdad es que describiste de una forma muy armónica el escenario e incluso los sentimientos del personaje. Uno hasta se termina frustrando un poco con ella, por no poder despertar.
ResponderEliminarLa verdad es que la idea de publicar cuentos cortos, es muy acertada. No todo tiene que ser largo, para transmitir.
Muy lindo, felicidades! :D
Creo que has acertado con lo último que dijiste, justamente la idea de lograr transmitir lo que sea en un corto relato es lo que me motivó a crear este blog. Me alegro que te haya gustado, valoro tu opinión. Saludos, Tammy!
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